Caminar no empeora la artrosis

  • Ante una lesión traumática o degenerativa, el cartílago tiene escasa o nula capacidad de reparación, con la pérdida de función articular como principal exponente.

 

No es la primera que escucho algo así en la consulta. Una paciente de mediana edad y con una artrosis que se encuentra en estadios iniciales, me pregunta si puede caminar. Le gusta el senderismo, pero no se atreve a realizar tiradas relativamente largas ante el miedo a que esa artrosis se agrave. Es por ello por lo que ha preferido estos últimos meses cambiar las zapatillas de andar por un libro, los senderos a su terraza y un ejercicio al aire libre por otro en el que únicamente trabaja su mente.

Propiedades del cartílago

El cartílago articular constituye un tejido altamente especializado que proporciona una amortiguación a los extremos articulares de los huesos de las articulaciones. Su naturaleza es avascular (no posee vasos sanguíneos), aneural (no posee nervios por lo que en teoría no duele) y alinfática (no tiene vasos linfáticos).

 

Posee una gran capacidad para resistir, distribuir y transmitir las cargas compresivas y las fuerzas de cizallamiento a las que se someten las articulaciones durante la vida diaria, debido a su especial viscoelasticidad y su increíble durabilidad. La superficie de contacto es lisa en cada extremo y se encuentra perfectamente lubricada, hecho que facilita el rozamiento entre superficies y que la natural resistencia al mismo que tienen dos cuerpos, sea escasa, lo que alarga la durabilidad del contacto.

Estas propiedades tienen muchas ventajas, pero también inconvenientes: ante una lesión traumática o degenerativa, el cartílago tiene escasa o nula capacidad de reparación, avocando a la articulación en cuestión hacia un proceso degenerativo con dolor y pérdida de función articular como principal exponente. En los últimos tiempos, la investigación básica en Ortopedia, relacionada con el cartílago, va encaminada a estudiar los mecanismos básicos que gobiernan la formación, el mantenimiento y la destrucción del tejido articular.

Daño en el cartílago articular

La prevención y el tratamiento de los procesos degenerativos articulares es la regla de oro en lo relacionado a las lesiones del cartílago. El tratamiento de las lesiones de cartílago en los pacientes jóvenes se ha intentado llevar a cabo mediante diferentes procedimientos, desde los más simples a los más complejos, buscando la reparación de la lesión y restaurando la superficie articular con un tejido de características similares al cartílago, pero de propiedades biomecánicas y estructurales diferentes, lo que, sin duda y a la larga, acaba en la erosión y degeneración articular.

La mayor parte de las lesiones se localizan en la zona de carga de la rodilla, que es el cóndilo femoral medial (la parte interna de la rodilla) y es relativamente frecuente que se asocie a otras lesiones como las meniscales o las del ligamento cruzado anterior.

¿Qué ocurre al caminar?

Se sabe que una articulación sana es aquella que se mueve. El propio movimiento, la carga en sí, provoca un estímulo dentro de la propia articulación produciendo un incremento en la producción de líquido sinovial que es el alimento de las células del cartílago. Además, al caminar se incrementa el aporte de oxígeno dentro de la articulación y se reducen aquellas moléculas que son las encargadas de provocar inflamación y dolor.

Una cosa es importante: la musculatura es fundamental. No debemos descuidar la realización de ejercicios de cara a mejorar la fuerza del músculo, a saber: suelo pélvico, zona abdominal, glúteos y muslos. Si esos músculos se encuentran con un tono adecuado (no falta ser Hércules) la carga que soportan las articulaciones como la cadera o la rodilla, es distinta a aquellas piernas con masas musculares pobres o débiles.

Realizando actividades como un entrenamiento personal, pilates, bicicleta o piscina, generan una respuesta muscular tan importante que hace que las cargas que soportan la rodilla o la cadera se toleran mucho mejor que cuando la musculatura no cuenta. El cartílago está hecho para reaccionar ante los estímulos, siendo estos adecuados de forma progresiva. Igual que los caballos están hechos para montar, el cartílago lo está para absorber cargas e impactos, siendo estos moderados, progresivos y con la musculatura adecuada.

¿Cómo podemos cuidar el cartílago articular?

Hay varias acciones destinadas a mejorar la calidad de las articulaciones:

– Controla tu peso: la artrosis no se detiene una vez ha comenzado, pero sí podemos enlentecer su avance. El peso corporal es el factor asociado más importante a la artrosis. Por cada kilogramo de peso que una persona pierda, reduce cuatro kilogramos de peso que tiene que soportar el cartílago, por lo que se reduce el estrés y la presión que sufre éste. Si perdemos cinco kilogramos de peso, el dolor debido a la artrosis se reducirá en un 20%. Eso significa dejar de tomar medicación analgésica, mejorar la rigidez e incrementar la movilidad de rodillas, caderas o tobillos. El sobrepeso es decisivo a la hora de incrementar la velocidad de desgaste articular.

HACER EJERCICIO Y CONTROLAR EL PESO ES FUNDAMENTAL PARA CUIDAR EL CARTÍLAGO ARTICULAR

– Haz ejercicio: el cartílago como ocurre en otros tejidos de nuestro organismo, requiere un estímulo como puede ser caminar. Si nos movemos, el riego sanguíneo a las zonas de hueso que hay debajo del cartílago se incrementa y se hace más resistente. Si caminamos varias veces a la semana, los músculos que estabilizan huesos y articulaciones también se hacen más resistentes, haciendo que el cartílago sufra menos. La calidad de los tejidos en general mejora. Además, estaremos quemando calorías y perdiendo peso. Fue lo que le expliqué a la paciente que acudió a la consulta. El movimiento es la clave.

– Tratamientos intraarticulares: las inyecciones de plasma rico en factores de crecimiento y de ácido hialurónico están claramente asociadas a un enlentecimiento de los procesos de artrosis, sobre todo, éste último, que, al ser un tratamiento biológico y del propio paciente, obtiene mejores resultados. Devuelve el oxígeno a la articulación, alivia el dolor, mejora la movilidad y la función de la articulación. Otra ventaja es que no interfiere con ningún tratamiento ni patología que presente el paciente.

– Tratamientos orales: son los que frenan, endentecen o modifican los efectos articulares de la artrosis o el envejecimiento tendinoso. Son los que modifican la clínica de la enfermedad artrósica, mejorando el dolor y la calidad de vida de los pacientes, aunque de acción lenta. No comienzan a hacer efecto analgésico de forma inmediata. Los más importantes son condroitin sulfato, glucosamina y colágeno hidrolizado.