En Almería hay alrededor de 1.700 hectáreas de invernadero que se dedican al cultivo de plantas para uso medicinal.

Nadie quiere tener dolor, sobre todo uno que no se pueda controlar, uno que no deje dormir, uno que limite de forma importante la calidad de vida. El solo hecho de nombrar esa palabra de 5 letras genera miedo, respeto, rechazo. El significado de la palabra dolor se asocia a algo malo, a algo de lo que queremos librarnos lo antes posible. Es una experiencia desagradable. Cuando el dolor es crónico, la calidad de vida se resiente enormemente. El dolor afecta a muchas funciones corporales y de la mente: provoca irritabilidad, altera la calidad del sueño o muchas veces lo impide, crea ansiedad e incluso puede hacer caer al paciente en una depresión al ver que su problema no se resuelve.

Otras veces es el cerebro el que no deja que el dolor se extinga, a pesar de que la causa que lo ha provocado ya no existe. Es el caso del dolor provocado por una hernia de disco que, incluso habiendo extirpado ese fragmento que comprimía el nervio, a veces el paciente aún nota dolor como antes. Eso puede deberse al tiempo que el dolor ha estado presente en el cerebro de ese paciente y que, aún cediendo la causa, permanece en los receptores cerebrales. Ese tipo de dolor es difícil de erradicar a corto plazo y requiere mucha paciencia por parte del enfermo. Es como si tenemos alarma en casa y un ladrón intenta entrar. La alarma se enciende y avisa pero el ladrón se marcha y la alarma sigue sonando a pesar de que la amenaza ya no está. La causa del dolor ha desaparecido pero la alarma sigue sonando.

Para el dolor no controlado hay un sinfín de fármacos que intentan combartirlo, ya sea en forma de pastillas que contienen opioides menores como el tramadol, o mayores como la morfina o el tapentadol. En forma de parches como el fentanilo que se cambian cada tres días. Sin embargo, hay pacientes que no notan ninguna mejoría con las medicianas “tradicionales” y recurren a la alternativa, el cannabis medicinal.

Cannabis Medicinal

Para buscar artículos de investigación, los médicos usamos una base de datos llamada Pubmed. Ahí se cuelgan todos los artículos que se publican en las revistas más importantes de todo el mundo. Al realizar una búsqueda que incluya “cannabis medicinal” únicamente hay unos tres mil artículos indexados; una vez que quitas los que no son realmente fiables, quedan algo más de 400, muy pocos.

El cannabis sativa es una planta que contiene más de 80 compuestos químicos biológicamente activos, y de ellos los más conocidos son el tetrahidrocannabinol (THC) y el cannabidiol (CBD). El THC es el que produce los efectos psicotrópicos cuando se absorbe, sobre todo asociado al consumo de marihuana. El CBD no tiene ese efecto tóxico de estar drogado y se le relaciona con los efectos medicinales del cannabis. De la Cannabis sativa derivan dos cepas: la marihuana y el cáñamo. La “maría” es rica en THC con lo efectos psicotrópicos que conlleva. El cáñamo en cambio se ha usado en medicina (CBD), vestuario e incluso fabricar papel. El aceite de cáñamo que se extrae de las flores y las hojas de la planta, tiene un pequeño porcentaje de THC (<0.3%) y de CBD entre el 12-18%. El aceite de cannabis se extrae de las hojas y las flores de la marihuana y contiene sobre todo THC que puede suponer hasta el 80%, de ahí el efecto psicotrópico.

Su uso está en continuo aumento y expansión, de hecho en Almería hay alrededor de 1700 hectáreas de invernadero que se dedican al cultivo de plantas para uso medicinal.

El cuerpo humano es capaz de fabricar los llamados opioides endógenos mediante el “sistema endocanabinoide”. Su funcionamiento regula desde la respuesta analgésica y antiinflamatoria del organismo, incluyendo hasta el equilibrio del sistema inmune. Hace años se descubrió que algunas plantas poseen los llamados “fitocanabinoides”; al ingerirlos pueden actuar sobre el sistema endocanabinoide del cuerpo humano. Los más conocidos son el THC (responsable del efecto tóxico de la droga) y el CBD (componente medicinal), y pueden llegar a regular el dolor y la inflamación del organismo, como si un hacker pudiera acceder al ordenador central del cerebro eliminando el dolor, como si se eliminara un virus informático.

¿Funciona?

En este momento, solo hay una indicación médica de uso del CBD: algunos tipos de epilepsia y para la espasticidad. Parece que puede ser útil para las migrañas, la ansiedad, los vómitos asociados al uso de quimioterapia, o el dolor asociado al “mono” tras dejar de consumir opiáceos. Hay pocos estudios en humanos con nivel de evidencia aceptable para otros usos. Sin embargo, en roedores sí que se han visto efectos muy esperanzadores para el control de la inflamación y el dolor. Aún se necesitan muchos estudios serios que avalen el efecto beneficioso en cuanto a alivio del dolor y con seguridad, que es lo más importante. Sin embargo, muchas personas lo están usando de forma empírica, es decir, el boca a boca de unos y otros que se lo recomiendan ante un dolor no controlado, con buenos resultados. La presentación que se comercializa puede ser en aceite, pastillas o cremas.

¿Es seguro?

Hay algunos efectos adversos que pueden presentarse tras consumir CBD como diarrea, sequedad de boca, somnolencia. Puede interaccionar con otros medicamentos como anticoagulantes, ya que el CBD se metaboliza por el hígado, lo mismo que ellos, aunque la dosis de CBD es tan mínima que es raro que pueda pasar. La dosis de 300 mg/día durante 6 meses se han usado con seguridad sin efectos secundarios. La dosis de 1200-1500 mg al día pueden mantenerse durante 4 semanas.

Queda mucho en lo que conocimiento e investigación acerca de los usos medicinales del CBD, con estudios serios y fiables. Por ahora, sólo la experiencia de los pacientes es lo que avala el uso, en algunos casos.

Para todo ello se han creado las Unidades del Dolor. Son servicios en los hospitales destinados a aliviar el sufrimiento que causa el dolor y todos los síntomas que asocia, mediante un arsenal de medidas desde la fisioterapia al tratamiento con opioides mayores o menores o diferentes técnicas para anular esa conexión entre el nervio que causa el dolor y su correspondiente receptor en el cerebro. Los odontólogos hacen los propio ante problemas no solucionables en la boca, eliminar el dolor “matando al mensajero” es decir, realizando una endodoncia que elimina el nervio encargado de trasmitir el dolor debido a ese diente cariado.