• Haz ejercicio habitualmente, come sano y evita los hábitos tóxicos. De esta manera tu cuerpo se oxidará a una menor velocidad y tendrás mejor calidad de vida.

 

El concepto oxidación está de moda. Ya lleva unos años en el candelero, pero ahora hay muchos estudios que hablan sobre el envejecimiento celular, cómo evitarlo o cómo enlentecerlo. Oxidación es un término que va relacionado con la edad. Conforme vamos cumpliendo años, nuestro sistema vascular, articular y muscular envejece a la par sino más deprisa y ello conlleva una serie de consecuencias. Oxidación es un proceso por el que las células envejecen, pierden propiedades y su estructura se resiente:

– La membrana celular: es la capa, el muro que protege el interior de las células del exterior, debe estar perfecta para evitar la entrada de partículas tóxicas, bacterias o virus que puedan dañar a la célula o llegar a la parte más importante de la misma como es el núcleo y parasitarla o matarla. La oxidación provoca una alteración de las propiedades de dicha membrana haciendo a la célula más vulnerable. Además, a nivel vascular, la oxidación provoca que las arterias y venas que son las tuberías que transportan la sangre de todo el organismo, funcionen como unas tuberías llenas de cal; en lugar de ser flexibles como la manguera de un jardín, se convierten en tuberías duras como piedras.

– Mitocondrias: son las partes de la célula encargada de suministrar energía; es como la central hidroeléctrica de una ciudad. Están presentes en casi todas las células, pero hay una mayor abundancia de mitocondrias en aquellas células que precisan de mucha energía como son las células musculares y las del corazón. Si hay oxidación, las mitocondrias envejecen o mueren y las células carecen de energía, muriendo o deteriorándose. Eso provoca una pérdida de masa muscular, debilidad o se incrementa la posibilidad de sufrir un evento cardiovascular.

La oxidación, al provocar una merma en la fuerza muscular, genera una cascada de acontecimientos en el cuerpo como es la fragilidad, tanto a nivel de músculo como a nivel del hueso. Si el músculo es débil, el hueso también lo es. Además, la oxidación o el estrés oxidativo va ligado a inflamación crónica. Si nuestro organismo envejece rápido, tendremos más enfermedades ligadas a la inflamación de nuestro organismo, como puede ser la artrosis, la artritis, problemas digestivos, dolores musculares y articulares generalizados.

¿Se puede reducir el estrés oxidativo?

Aunque hemos comentado que nos oxidamos más conforme pasan los años, hay cosas que podemos hacer para optimizar nuestro funcionamiento celular y evitar problemas el día de mañana.

El ejercicio físico regular es la manera más directa y efectiva de reducir la oxidación y frenar el envejecimiento celular. No se trata de un ejercicio intenso o vigoroso, sino de estimular músculos y articulaciones varias veces por semana, al menos dos. Incrementa la masa muscular y la fuerza. Aumenta la resistencia del hueso. Mejora la flexibilidad articular, repercute en el equilibrio y la coordinación articular y muscular. Mejora el rendimiento a nivel celular, haciendo que la membrana de la célula se encuentre en perfectas condiciones y actúe como barrera; por otro lado, al incrementar el uso de los músculos, las mitocondrias están activadas y a pleno rendimiento. Las venas y las arterias son más flexibles y dejan que la sangre circule a su través con mayor comodidad que cuando son rígidas debido a la oxidación.

El ejercicio también reduce la inflamación del organismo, al depurar y eliminar productos inflamatorios que se acumulan en el organismo como las interleukinas. Estos son lo que se llaman mediadores de la inflamación, son la chispa que activa el proceso inflamatorio en el cuerpo.

Los suplementos

La mayoría de los antioxidantes se encuentran en la dieta mediterránea y sana. Dentro los más importantes están los siguientes:

– Ácidos grasos Omega 3: en el mundo desarrollado y por nuestra dieta más rica en Omega 6 que en los Omega 3, se produce un desequilibrio que no beneficia en absoluto al organismo. Los Omega 6 provocan cambios inflamatorios y la llamada enfermedad inflamatoria de bajo grado que puede dar lugar a problemas cardiovasculares, neurológicos o endocrinos incluida la obesidad, el asma, Chron, colon irritable o diabetes. En cambio, los Omega3 tienen funciones realmente interesantes: tienen acción antiinflamatoria; mejoran el funcionamiento y la comunicación entre las neuronas; son básicos para la estructura de tejidos como el cerebro o la retina, mejorando la visión; favorecen la función celular dando una mayor fluidez a la membrana de las células, mejorando la permeabilidad y el transporte de nutrientes; y contribuyen al normal funcionamiento del corazón y a mantener las cifras de tensión arterial normales.

– El magnesio es un mineral presente en la mayoría de los alimentos y es esencial para mantener el potencial eléctrico en los nervios y en las células musculares, de ahí la creencia sobre sus beneficios en el alivio de los calambres. Además, el magnesio está implicado en más de 300 reacciones en las que los alimentos son metabolizados en nuevos productos. Su función principal es la síntesis proteica, el metabolismo de la glucosa, la estructura ósea y la contracción muscular.

Su déficit es extremadamente raro salvo en casos de desnutrición o en los alcohólicos; en esos casos puede provocar temblores y hasta convulsiones. Es posible que en ambientes calurosos, se puede perder mucha cantidad de magnesio por el sudor, provocando calambres.

No hay evidencia que el consumo de suplementos de magnesio en deportistas bien nutridos tuviera efecto en el rendimiento de estos ni que disminuyera la posibilidad de una rotura muscular ni en la recuperación después de la carrera. Sólo pueden actuar o incrementar el rendimiento en aquellos deportistas con dietas estrictas como boxeadores o culturistas.

– Vitaminas B1, B2, B6, B12 y ácido fólico. Sus funciones más importantes son las siguientes: participan en la producción de mielina lo que favorece la comunicación entre neuronas; colabora en la salud de la piel y uñas; favorece la formación de glóbulos rojos; ayudan a mejorar los síntomas producidos por lesión nerviosa como el herpes, hernia discal o neuropatía diabética; y se usa en el tratamiento de la retinopatía diabética.

Vitamina C: su déficit puede causar anemia, debilidad, manchas en la piel y hemorragias. Pero adicionalmente a ello, los últimos estudios han demostrado que también contienen propiedades anticáncer, ya que sus componentes fitoquímicos tienen acción directa en las células cancerígenas, restringiendo su habilidad de reproducirse. Además, la vitamina C, aparte de funcionar como antioxidante, está implicada en las reacciones que forman las proteínas del colágeno del tejido conectivo, por lo que son de extremada importancia para el cabello, uñas y la piel. Dicha vitamina se encuentra ausente en los cereales y sus niveles son bajos en lácteos y grasas. Es una vitamina hidrosoluble, por lo que pasa fácilmente de los alimentos al agua mientras se cocina, aunque se destruye fácilmente con el calor y la exposición al aire (oxidación).

Haz ejercicio, come sano y evita los hábitos tóxicos. Tu cuerpo se oxidará a una menor velocidad y tendrás mejor calidad de vida.