Hay estudios biomecánicos que refieren que el cuello puede llegar a moverse más de 500 veces en una hora de trabajo, algo que no ocurre en ninguna otra región anatómica.
El 60% de la población sufre de cervicalgia en algún momento de su vida. La incidencia de dolor a este nivel puede tener una prevalencia de 83 por cada 100.000 habitantes. No hay patrón de edad, pero se estima que el intervalo donde se registra más incidencia de dolor cervical es entre 13 y 90 años, siendo más frecuente en el sexo masculino que en el femenino.
En el 15% de los casos, en la mayoría de los estudios y guías consultados, hay un antecedente traumático como la etiología. El resto se debe a mala higiene postural, sobrecargas en el lugar de trabajo o enfermedades degenerativas como la artrosis o la espondilitis.
Sin embargo, un tercio de los pacientes con dolor cervical tienen correlación en las pruebas de imagen como la presencia de una protrusión discal o hernia. Aun así, el dolor cervical es menos frecuente que el dolor lumbar. Sin embargo, una nueva causa de cervicalgia se ha añadido a las ya conocidas y es el uso desmedido de los móviles y tablets
El patrón de presentación puede variar, pero lo normal es que los pacientes padezcan dolor durante al menos tres meses antes de consultar con el especialista y haya períodos de reagudización o mejoría a lo largo del año. A nivel laboral constituye uno de los caballos de batalla, ya que es una de las causas más frecuentes de incapacidad laboral transitoria.
El otro ámbito donde el dolor cervical adquiere mucha relevancia es el aspecto médico-legal, en lo relacionado con las secuelas producidas por un accidente de tráfico, el típico latigazo cervical o el término anglosajón whiplashinjury.
En los años en los que las redes sociales han eclosionado de manera exponencial y todo el mundo usa un móvil inteligente, que es como un miniordenador, hay otra patología cervical que provoca dolor como consecuencia del uso prolongado y desmedido de los móviles: el text neck en inglés, lo que en español vendría a llamarse cuello tecnológico.
¿Cómo es la columna cervical?
La columna cervical es el sistema articular más complejo y móvil del organismo. Las 32 articulaciones, coordinadas entre sí, llevan a cabo los movimientos de la cabeza en relación con el tronco.
Hay estudios biomecánicos que refieren que el cuello puede llegar a moverse más de 500 veces en una hora de trabajo, algo que no ocurre en ninguna otra región anatómica. Si a esto le añadimos que la columna cervical se encuentra sujeta a situaciones de estrés o tensión, además de ser muy solicitada al caminar, permanecer de pie, acostarse o levantarse, puede sufrir dolor y sobrecargas con enorme facilidad.
Todo ello implica que la columna cervical sea el lugar predilecto para la aparición de estrés mecánico, artropatías, sinovitis articulares o, simplemente, patología a nivel muscular. La columna cervical es un complejo y flexible sistema articular, formado por siete vértebras, catorce articulaciones interapofisarias vertebrales, junto a sus respectivas cápsulas articulares, estructuras y complejo ligamentario; y seis discos vertebrales, todo ello reforzado por el ligamento longitudinal anterior, posterior, amarillo e interespinoso.
La vértebra cervical, a diferencia del resto de vértebras de la columna, tiene dos carillas articulares en el margen lateral superior, que unen cada vértebra con la inmediata superior e inferior. Estas pequeñas articulaciones están desprovistas de cartílago articular, por lo que no se afectan en el caso de las patologías inflamatorias, pero sí que puede deteriorarse por la edad.
¿Y el dolor?
El dolor cervical asociado al estrés suele ser más intenso al final del día. Conforme avanza la jornada laboral, el cuello va aumentando su tensión y los músculos se suelen acortar. En ocasiones es posible que aparezca un cuadro de vértigos o mareos, ya sean con sudoración y náuseas o simplemente que todo dé vueltas.
Otra manifestación típica es la pérdida de movilidad en todas las posiciones y que el paciente deba mirar como si fuera un “robot” hacia los lados, siendo incapaz de rotar el cuello. Si la contractura es realmente importante, es frecuente que haya sensación de calambres y hormigueos hacia los brazos o las manos; eso no significa necesariamente que haya una hernia discal, la propia contracción puede provocar ese cuadro.
¿Cómo se diagnostica la causa del dolor cervical?
Para el diagnóstico del dolor cervical es preciso realizar una historia clínica completa de la sintomatología cervical. Se debe realizar una exploración clínica que incluya valoración de la postura, movilidad cervical y zonas dolorosas, así como evaluación de la función de nervios y músculos en brazos y piernas.
Con radiografías simples se pueden ver las vértebras cervicales y realizar un diagnóstico, que a menudo permite determinar la causa de dolor cervical y prescribir un tratamiento adecuado. Se pueden valorar la presencia de fracturas en las vértebras, tumores o simplemente lo que se llama espondilosis cervical o lo que es lo mismo, artrosis entre las vértebras que puedan provocar dolor con la movilidad tanto activa como pasiva.
Si el cuadro clínico requiere una valoración más detallada, se pueden necesitar una o varias de las siguientes exploraciones: TAC, Resonancia Magnética o un Electromiograma, que es el estudio de la conducción nerviosa mediante varias agujas muy finas, que captan los potenciales nerviosos y los transmiten a una pantalla.
No se realiza esta prueba hasta pasadas al menos tres semanas de la lesión, cuando ya se puede apreciar el deterioro de los nervios. Valora la función de nervios y músculos y si hay algún tipo de compresión como la que produce una hernia discal, o alguna enfermedad de los propios nervios como la que causa la esclerosis múltiple.
El espolón occipital
Debido al importante número de horas que empleamos mirando hacia abajo a la pantalla, la musculatura cervical que se inserta en la zona occipital del cráneo, la nuca, debe estar continuamente traccionando para sujetar la cabeza y poder mantener la postura.
Es habitual, si llevamos mucho tiempo mirando abajo, realizar el movimiento opuesto y girar al cuello a modo de alivio para relajar la musculatura. Cuando esa tracción se mantiene durante muchas horas, la elasticidad de la parte final del músculo que entra en contacto con el hueso sufre; y lo hace de la misma manera que lo hace una tendinitis crónica, calcificando dicha inserción.
Este cambio en la naturaleza del músculo provoca que dicho músculo en la zona final tenga nula elasticidad y se comporte como una cuerda en lugar de ser como una goma. Eso provoca de forma automática dolor de cabeza, sobre todo de dicha nuca, contractura de la musculatura cervical del lado afecto y la correspondiente pérdida de movilidad para las rotaciones y los giros.
Es frecuente también que la persona tenga “sensación de arenilla” en el cuello cada vez que realiza algún movimiento que provoque el empleo de esos músculos. Lo más llamativo es la radiografía. En la proyección lateral es llamativo apreciar un gancho que nace en la nuca y se adentra en la musculatura que se ha calcificado.
Es similar a lo que ocurre en los espolones de los pies donde podemos observar un gancho que se invade parte de la fascia plantar y que refleja el estado degenerativo de ese tendón. El gancho no es el responsable del dolor, es la pérdida de elasticidad del tendón lo que provoca el acortamiento y el dolor.
¿Cómo se cura?
El dolor cervical asociado al estrés suele ser una pesadilla para todo aquel que lo padece. Proponemos varias soluciones para poder convivir con lo que día a día nos deja las cervicales muy tocadas.
– Ejercicio físico: es clave. Si somos capaces de soltar la adrenalina con el ejercicio, la calidad del sueño será superior, mentalmente podremos tomar mejores decisiones y reduciremos las sesiones en el fisioterapeuta. Aquí también incluimos el trabajo físico personalizado para fortalecer la musculatura cervical mediante el uso de gomas y supervisado por un entrenador personal.
– Relajantes musculares: es la opción química. Como su propio nombre indica, la función es eliminar la contractura de los músculos principales como trapecio y esplenio y reducir la ansiedad que lo provoca.
– Fisioterapia. Ayudan a descargar manualmente y con la ayuda de la tecnología a reducir la contractura, sobre todo para todos aquellos que tengan una cervicalgia crónica.