- El ejercicio regular mejora nuestra vida personal y laboral.
Tengo un amigo que lo está pasando mal. Es muy brillante en lo suyo pero corre el peligro de morir de éxito, de no poder gestionar todo lo bueno y malo que le pasa. Mucha gente se cambiaría por él, ahora mismo. Sin embargo, no es feliz y sufre. Ese sufrimiento hace que su chispa intelectual se vaya consumiendo, generando problemas serios en su círculo personal y profesional. Quizás por haber pasado por ese trance en algún momento de mi vida, le he podido dar algunas nociones para volver a recuperar la ilusión, las ganas por lo que hace (es una máquina en lo suyo) y sobre todo, ser feliz haciéndolo. Ya me dijo mi padre una vez: “estudia lo que quieras, pero debes ser siempre profesional en aquello que hagas, lo que sea”.
Una de las claves que le dado para poder salir de una situación como esa, es el ejercicio físico. Mucho se ha publicado en lo relacionado a la mejora del rendimiento laboral y académico asociado al ejercicio físico, sobre todo el deporte de resistencia. Uno de los artículos más interesantes trataba de cómo afecta el ejercicio físico a dos mil niños y jóvenes entre los 6 y los 18 años, en lo relacionado al rendimiento académico. Compararon un grupo de niños que hacía ejercicio regularmente con otro que no hacía ningún tipo de actividad. El resultado fue llamativo. Los deportistas rindieron a un nivel superior, sobre todo en las pruebas de memoria, mejorando hasta en un 30% al grupo de los inactivos. Curioso.
El segundo de esos estudios hablaba del impacto del ejercicio en el aspecto laboral. Decenas de estudios buscan la correlación entre el ejercicio físico mantenido y regular como es correr. Un estudio de la Universidad de Leeds comparó dos grupos de trabajadores, un grupo sedentario y sin actividad física y otro que hacía ejercicio (correr durante 30 minutos 3 veces a la semana). El incremento de rendimiento laboral del segundo grupo respecto al primero fue del 15%. La razón fue un incremento del flujo sanguíneo cerebral lo que provoca que:
-Mejora la capacidad de concentración.
-Incrementa la memoria a corto y largo plazo.
-Mejora la creatividad.
-Reduce la percepción de estrés y mejora el estado de ánimo.
Los trabajadores que hacen deporte regularmente son mejores trabajadores, más productivos y felices. Los directivos de grandes empresas son los que predican con el ejemplo, pareciendo que han encontrado el santo grial, sudando e imitando a Filípides. El presidente de Telefónica es un maratoniano consumado. La prensa económica últimamente se hace eco de aquellos ejecutivos que correr la famosa maratón de Nueva York; recientemente hasta el triatlón se ha convertido en la nueva “droga de los directivos”, en este caso para los más competitivos ya que, en mi opinión, el triatlón tiene un nivel competitivo a correr una maratón. La razón, el ejercicio físico regular produce claros beneficios a nivel mental: aumenta la productividad, menor número de bajas laborales ya que además, los parámetros de laboratorio como colesterol o azúcar se normalizaban así como los valores de la tensión arterial. Otro detalle muy esclarecedor en mi opinión, menor percepción de estrés por parte de los trabajadores. Todo ello hace que uno vaya con una mejor predisposición a trabajar, lo que repercute en el rendimiento y lo que más le gusta a las empresas, la productividad. Las grandes empresas se han dado cuenta de los beneficios de correr en el rendimiento laboral. Han implementado programas de incentivación de ejercicio en la empresa, algunos durante la jornada laboral, otros creando grupos de entrenamiento después de trabajar con el objetivo de correr una carrera popular. Empresas como Cárnicas Serrano, Accentur, La Caixa o Liberty Seguros son las más destacadas en este ámbito.
Hay una ecuación que debemos cumplir y es TRABAJO MÁS CONSTANCIA MÁS SACRIFICIO = RECOMPENSA. El ejercicio bien entendido, provoca una adaptación en nuestro organismo. Lo contrario, degeneración muscular y articular si no prestamos atención a los tiempos, a dejar que nuestro organismo asimile el trabajo.
Un día, un amigo me dijo que una maratón se empieza a correr el día que no te apetece nada salir a entrenar, y sin embargo, sales a correr. Saber sufrir y querer sufrir. Con el paso de los meses, de los años de entrenamiento y regularidad, se va produciendo esa ansiada transformación. Habremos perdido peso, fortalecido y endurecido nuestro tren inferior y adaptado a nuestra vida de corredor o de atleta de resistencia; las pulsaciones en reposo se ralentizarán considerablemente y la tensión arterial se reducirá al mínimo. En el plano mental, ganaremos en fortaleza y capacidad de superación, sabremos gestionar el sufrimiento y la dificultad. Los obstáculos que antes se nos antojaban como infranqueables, ahora se afrontan de una manera más directa y positiva.
Sin embargo, el éxito de todo no es sólo entrenar. La clave está en combinar todos los aspectos de nuestra vida y el ejercicio. Lo visualizo como un taburete. Encima de él, sentado estamos cada uno y cada una de las tres patas puede ser: trabajo, familia, y el binomio mente-cuerpo. La longitud de cada pata debe ser igual para que el que está sentado sobre ese taburete, no se caiga ni esté incómodo.
La pata del taburete en la faceta profesional. Ya no sólo porque diferentes y sesudos estudios hayan afirmado con rotundidad las ventajas del ejercicio en lo que a rendimiento laboral se refiere, yo lo tengo claro y lo digo alto y claro, -soy mejor médico desde que corro-. Puede sonar raro pero con el tiempo me he dado cuenta de esto. Tomo mejores decisiones en el quirófano, tengo más paciencia y mi pulso es más firme. Además, mientras corro pienso mucho y en ocasiones pienso en aquellos pacientes que no van bien, en problemas cuya solución parece una utopía. Pues bien, esos problemas son de una manera al comenzar a correr que cuando acabo, como si aplastara las dificultades al trotar o no supieran nadar y se ahogan cuando nado. El ejercicio me hace tener una mente fuerte para poder rendir de forma eficiente durante todo el día. Los médicos somos personas entregados al trabajo, mañana y tarde, descuidando lo personal y el entorno familiar.
El ejercicio regular (sea el que sea), tiempo para la familia nos aportará un vida plena, sobre todo en estos tiempos tan revueltos, tan extraños y sin visos de mejora a corto plazo.