• La base sobre la que se sustenta todo el ciclo de la marcha son los pies, de ahí la importancia de su cuidado, independientemente del tipo de actividad.

Son muchos los deportes que se practican en todo el mundo, y cada uno de ellos precisa de un tipo de calzado diferente en función del peso del deportista, la superficie y las circunstancias como se practique, ya sea para correr una maratón o simplemente caminar por la montaña o el paseo marítimo. El calzado correcto para el tipo de pie adecuado puede ser la diferencia entre ganar, perder o lesionarse.

La base sobre la que se sustenta todo el ciclo de la marcha son los pies, de ahí la importancia de su cuidado, independientemente del tipo de actividad. En el caso del deporte, esto alcanza una mayor relevancia ya que los pies se encuentran mucho más solicitados.

Si el calzado deportivo no ajusta bien, no está específicamente diseñado para el deporte que practicamos, o no sea adecuado para el tipo de pisada, la posibilidad de lesionarnos aumenta y además, el rendimiento deportivo se puede ver comprometido.

Las fases normales de la marcha son:

Contacto inicial: se realiza a expensas del talón, que es el encargado de recibir todo el peso del cuerpo. En esta fase, el calzado debe asegurar un buen apoyo y estabilidad para evitar caídas o resbalones. Además, debe tener una adecuada amortiguación para absorber los impactos sobre todo en los deportes de carga como es la carrera o el baloncesto.

Esto se ha popularizado con los sistemas de amortiguación que las diferentes marcas comerciales poseen: aire, gel, placa de carbono. Pero ojo, hay estudios que demuestran que cuanta mayor amortiguación tiene el calzado, mayor posibilidad de tener un esguince de tobillo, al perder la sensación de posición del pie en el suelo

Progresión del cuerpo: se realiza con el apoyo de toda la planta del pie, quedando completamente fijada al suelo. El calzado debe adaptarse lo más posible a todo el contorno del pie; de esta forma, se consigue un buen apoyo y una mejor estabilidad, al mismo tiempo que una buena distribución de las cargas.

Fase de impulso: se debe permitir que el movimiento de flexión dorsal del pie y de los dedos, sea lo más cómoda posible y que se facilite el despegue del suelo. El calzado debe ser cómodo a la vez que funcional. Es importante que además de ser una herramienta necesaria para la actividad deportiva que estemos practicando, nos sintamos cómodos con las zapatillas. Hay una serie de criterios a tener en cuenta a la hora de elegir calzado.

El peso del deportista: cuanto más pesada sea la persona, mayor será el gasto energético que se provoca durante la marcha o la carrera. Por consiguiente, si el peso del atleta es más ligero, la fatiga aparecerá mucho después que en el deportista más pesado. Esto justifica la importancia de tener un peso adecuado sobre todo en los deportes de impacto, como ocurre en el fútbol o en el atletismo. Se considera que el deportista es «pesado» cuando sobrepasa los 80 kg. En estos casos será necesario el uso de zapatillas con un nivel máximo de amortiguación para que las articulaciones del miembro inferior como caderas, rodillas y tobillos, no se deterioren.

La flexibilidad. Cuanto más flexible sea el calzado, el movimiento de los dedos del pie será más fácil. Esto hará que la pisada sea más uniforme y que el gasto de energía que supone la fase de impulso de la marcha se verá reducido. La fatiga tardará más en aparecer. Se puede comprobar que el calzado es flexible si podemos unir la punta de la zapatilla con la parte trasera de la misma, sin un gran esfuerzo.

Estabilidad: Es una propiedad importante sobre todo en algunos tipos de pie como es el pie pronador o con poco arco. Éste tenderá a deformar el calzado hacia dentro debido al poco arco plantar que tienen estos deportistas. Si la zapatilla es estable y resistente, esta deformidad no se producirá.

Hay tres diferentes tipos de pie a la hora de la manera de pisar:

Pronador: tiene poco arco y el pie se inclina hacia la cara interna. Al correr, el tobillo gira hacia adentro para disipar el peso que se recibe a cada paso y adaptarse a la superficie de la carrera. Entre el 50-60% de los corredores poseen una pisada pronadora.

Neutro: el tobillo no tiende a girar hacia adentro ni hacia fuera al correr. El apoyo comienza en la parte externa del tobillo y el impulso de la marcha lo hace con el primer y segundo dedo. El 30% de los corredores son neutros.

Supinador: es lo contrario a pronación donde el mayor apoyo es la parte externa del pie. Son pies con mucho arco plantar y suele gastar el calzado en la región externa de todo el pie.

Consejos para la elección de la zapatilla ideal:

  1. La zapatilla que da buen resultado a un compañero o amigo, no tiene por qué ser buena para otros. Hay que probarse varios modelos para elegir la más adecuada al pie teniendo en cuenta la adaptación de la morfología, número y actividad física.
  2. Es aconsejable realizar la elección del tamaño al atardecer, cuando el pie está dilatado tras la actividad de la jornada, en las mismas condiciones que si se hubiera realizado una marcha de más de 3 kilómetros.
  3. Para acertar con el número hay que probarse el calzado con el tipo de calcetín que se usa para la práctica deportiva. Es conveniente probarse el número que se calza habitualmente y uno más para comparar la comodidad y el ajuste entre uno y otro.
  4. Al probarse la zapatilla hay que fijarse en que el talón esté bien calzado, los dedos se muevan con libertad y el dedo gordo e índice no se solapen sobre los demás. La  distancia entre la punta del dedo gordo y la punta de la zapatilla debe ser al menos de 1.5 cm. Si hay una menor distancia, es fácil que se pierda la uña debido a los microtraumatimos repetidos.
  5. Cuando no se tiene la seguridad de que el calzado es de la talla adecuada, hay que probarse otros calzados de las mismas características pero de diferentes fabricantes.
  6. Cada país posee una relación diferente entre la talla en centímetros y el número de calzado. Incluso en el mismo país se observan diferencias entre distintos fabricantes. Encontrar la talla correcta solo es cuestión de probarse números y andarlos.