- Una costilla le dijo basta a Rafa Nadal, no pudo soportar la carga de partidos y golpeos, y se terminó rompiendo
- El descanso del tenista es menos reparador y su cuerpo recupera cada vez peor, necesitando más tiempo para hacer lo que antes hacía sin problema.
Al pobre de Nadal le pasa casi de todo, en lo que a lesiones se refiere. Si sus tendones pudieran hablar…En esta ocasión, una nueva lesión le ha obligado a parar en seco. Una poco habitual en la gente corriente, pero habitual en deportistas o personas con una actividad muy intensa.
Nadal no para. Encadena partidos, viajes y entrenos. Cada vez el descanso es menos reparador y su cuerpo (la edad no perdona) recupera cada vez peor, necesitando más tiempo para hacer lo que antes hacía sin problema.
Una costilla dijo basta. No pudo soportar la carga de partidos y golpeos y se ha roto. Esta vez no ha sido por una caída o un pelotazo. Se ha roto ella solita, por jugar mucho, por estresarla en exceso. Se ha roto de pura fatiga.
¿Qué es una fractura de estrés?
A medida que un deportista entrena, sobre todo los deportes relacionados con el impacto como atletismo, saltos o fútbol, las células óseas remodelan y modifican el hueso para acomodarlos a las tensiones que sufren durante la carga y el apoyo en el ejercicio. Es un mecanismo de adaptación. El cuerpo trata de reforzar la zona donde se soportan mayores cargas y tensiones, llevando más cantidad de calcio, buscando que ese hueso sea más resistente.
A veces, dicha acción es tan rápida y brusca que puede hacer que se pierda la continuidad en el hueso provocando una fractura. Esto es frecuente en la tibia, a unos 6 cm por encima del tobillo y en el pie, en huesos que cargan peso. Puede comenzar con una pequeña grieta, la tan frecuente fisura, que con el reposo y tratamiento adecuado, consolida correctamente y no va a más. Pero si no es diagnosticada o es infravalorada, puede dar lugar a una fractura con todas sus consecuencias.
El paciente nota dolor, de aparición progresiva, relacionado con el esfuerzo y que cede cuando descansamos. Si progresa el cuadro, el dolor es continuo. Se aprecia al palpar una zona dolorosa con inflamación local.
Si hacemos una Rx en las primeras fases, es posible que no veamos nada, pero a las 2-3 semanas se apreciará un callo de fractura como si hubiéramos tenido una lesión en el hueso pero sin trauma previo. La gammagrafía también puede ayudar en el diagnóstico. En los casos más severos, tras un traumatismo mínimo, el hueso se fractura, de forma completa, requiriendo una intervención quirúrgica para solucionarla.
En el caso de Nadal, las costillas se encuentran unidas unas con otras con la musculatura intercostal. Forman un anillo como es el caso de la pelvis, con el esternón como hueso que las une en la parte anterior y la columna dorsal por detrás. Al golpear, correr, girar, el hueso resiste enormes fuerzas de tracción que por sí solas no son capaces de romperlas. Pero, miles de impactos sobre el mismo punto, de forma repetida, causan la fractura.
¿Cómo se trata?
El tratamiento en las fases iniciales, si es una lesión muy pequeña, consiste en parar la actividad deportiva, aplicar tratamientos locales que ayuden a acelerar la consolidación como la Resonancia magnética terapéutica (MBST) y suplementos de calcio y vitamina D. Al cabo de 4-6 semanas, la fractura puede estar resuelta y el deportista puede iniciar su actividad deportiva de menos a más.
En el caso en el que ya hay una fractura de mayor entidad, que nos haga sospechar de una fractura más grave de forma inminente, o bien, ésta ya se haya producido, con el consecuente desplazamiento de ambos fragmentos, el tratamiento indicado consiste en la colocación de un clavo endomedular de acero si es el caso de la tibia o del fémur.
Dicho enclavado se suele introducir por la rodilla, a través del tendón de la rótula, y se usa para alinear los fragmentos, a modo de tutor, para que no se desplacen y se coloquen juntos y en contacto. Dicho sistema de fijación es fundamental para la consolidación de la fractura porque para que se forme un “callo óseo” de calidad, se necesita que haya un contacto amplio entre ambos fragmentos en el foco de fractura, y que no haya movimiento en la zona de la fractura. Si lo hubiera, resultaría más difícil crear un callo óseo de calidad, e incluso, en algunos casos, la fractura no consolida, teniendo que reintervenir al paciente, pasados 9 meses que se considera como el tiempo máximo que precisa este tipo de fracturas para “pegar”. La costilla no se puede intervenir así que solo queda el tratamiento conservador y tener paciencia.
Y después, ¿qué?
Hay que ser cauto a la hora de la retomar la vida normal. La biología del cuerpo humano necesita su tiempo y no podemos pretender buscar atajos que puedan perjudicar la recuperación del paciente. Si nos precipitamos, se puede formar un callo óseo de mala calidad y correr el riesgo de una nueva fractura cuando el paciente vuelva a someter a su pierna a un estrés continuado debido a su disciplina deportiva. Hay cirujanos que intentar “ayudar” a las células formadoras de callo óseo, mediante la inyección directa en el foco de fractura de plasma rico en factores de crecimiento. Ya se ha comentado en esta sección las propiedades. Consiste en la infiltración de concentrado de plaquetas (células reparadoras por excelencia del organismo) en la zona donde hay una lesión. Lo que produce es un aumento de la actividad de reparación y que se active una respuesta por parte del organismo, más efectiva. Puede dar lugar a un menor proceso inflamatorio y doloroso tras la intervención y que la recuperación discurra por cauces más eficientes.
Si todo va como debe ir, en unos 2-3 meses, Nadal puede estar a un buen nivel físico. No deja secuelas y podrá volver a ganar torneos como hasta ahora.