• La artrosis es uno de los campos de batalla donde este tratamiento biológico tiene un mayor predicamento
  • El hueso subcondral es fundamental ya que absorbe entre el 50-60% del peso que soporta una articulación

 

Siempre se ha creído y hasta hace poco nos han enseñado que el desgaste de huesos nace de una pérdida del cartílago. Si hay artrosis es porque el cartílago, la capa en envuelve y protege las articulaciones, se ha deteriorado, muerto, dejando expuesto el hueso que hay debajo.

Es como si en el suelo de una casa, se agrieta una baldosa debido a que encima de ella hay un mueble muy pesado y la resistencia de la baldosa, un día, llega a su fin produciéndose una grieta. Tras la grieta inicial, vienen más grietas hasta el punto que la baldosa se va deteriorando y desvaneciéndose, dejando expuesto el cemento que hay debajo de la baldosa. Hasta hace poco, se pensaba que la baldosa (cartílago) era la parte más importante de ese “suelo”. Pero ahora ya sabemos que el cemento (hueso subcondral) es también importante. Si el “suelo” enferma y se debilita debido al problema con la primera baldosa que se rompió, entonces serán el resto de baldosas, todo el suelo el que se contagie del problema. La artrosis ha llegado y no tiene vuelta atrás.

La artrosis es uno de los campos de batalla donde este tratamiento biológico tiene un mayor predicamento. Se suelen usan inyecciones intrarticulares y el plasma se infiltra dentrode la articulación, ya sea cadera, rodilla o tobillo. Desde hace años se viene prestando atención a otro aspecto de las articulaciones: el hueso subcondral. Es el hueso que se encuentra tapado por la capa de cartílago en las articulaciones. Cuando el cartílago muere, el hueso que hay debajo queda descubierto y aparece el dolor.

¿Qué función tiene el hueso subcondral?

El hueso subcondral es fundamental. Se encarga de absorber entre el 50-60% del peso que es capaz de soportar una articulación. Es como el hormigón que sustenta el suelo de la casa y el cartílago son las baldosas. Hay comunicación directa entre el cartílago y el hueso subcondral mediante unos canales. Además, en dicho hueso se localizan abundantes células madre también llamadas células mesenquimales, que son las que se convierten en células sanas que sustituyen a las enfermas o viejas.

En una articulación normal se pueden observar varias capas:

  1. La primera es el cartílago. Es la funda que protege y rodea la articulación. Ya sabemos que amortigua las cargas es fundamental para que una articulación esté sana. También sabemos que no se regenera. Eso quiere decir, volviendo al ejemplo del suelo, que si una baldosa del suelo se rompe o daña, el cuerpo no es capaz de regenerar o recuperar ese daño. Eso se traduce en que se forma como una cicatriz, una baldosa de otro color, no como la que inicialmente se ha roto, sino una similar pero no igual, sigue siendo o se parece a una baldosa pero no lo es, ni tampoco funciona tan bien como la baldosa original.
  2. La segunda capa es de cartílago calcificado (el que se encuentra debajo del cartílago pero tiene poco calcio). Es una capa intermedia entre el cartílago original y el hueso que se encuentra debajo.
  3. La capa más profunda es el hueso subcondral propiamente dicho, calcificado y resistente. Es la parte del suelo donde el cemento es más compacto.

En la artrosis se ha observado un incremento de canales de comunicación entre el cartílago y el hueso subcondral que se encuentra debajo. Además, las células madre funcionan de forma irregular y presentan anomalías genéticas. Si tratamos a dicho hueso, lograremos beneficiar al cartílago que recubre dicho hueso y que se encuentra en las articulaciones. Además, mejoraremos la función de las células madre. Esto ha sido ampliamente constatado en numerosos estudios en los que se han visto mejores resultados cuando se infiltra la articulación y además se “perfora” el hueso subcondral que cuando sólo se infiltra de forma aislada la articulación.

¿Cómo comienza la artrosis?

Cuando en una rodilla, por ejemplo, el menisco que es la almohadilla que separa los dos huesos, se gasta, no es capaz de absorber la carga o los impactos, el hueso que forma el suelo de la rodilla, la tibia, sufre a la hora de recibir microgolpes al caminar. Cuando la resistencia del hueso es sobrepasada, se produce una inflamación del hueso esponjoso que hemos comentado antes y se genera el edema óseo.

Ese edema provoca además que se acumule sangre en dicha zona, como si la circulación no funcionara bien y la sangre queda estancada, sangre pobre en oxígeno. Si ese edema no se resuelve porque seguimos forzando y cargando la articulación, la comunicación entre el hueso subcondral y el cartílago se deteriora. El hueso, gracias a pequeñas tuberías, se encarga de enviar sangre y oxígeno al cartílago, pero eso ahora se o, interrumpe y el cartílago empieza a debilitarse y se rompe.

LA NUEVA TÉCNICA SE LLAMA INOCA: INFILTRACIÓN INTRAÓSEA EN CONSULTA Y AMBULATORIA

Se forman grietas en esas “baldosas” por las que se filtra el líquido sinovial llegando al “cemento” que hay debajo dañándolo. Empiezan a desencadenarse respuestas de inflamación dentro de la articulación. El organismo entra en un cortocircuito y comienza a formar hueso nuevo debajo del que hay dañado generando los osteofitos o picos de hueso que vemos en huesos con desgaste; se forman quistes con células muertas y ya tenemos el lío montado.

¿Cómo se para este inicio de artrosis?

Lo principal es reducir o mejorar esas cargas de peso en la articulación. En el caso de la baldosa, quitar el mueble que hay encima, reducir peso sería el equivalente en el humano. En la nueva técnica de plasma que estamos usando, perforamos el hueso subcondral con objeto de regenerar ese hueso e indirectamente fortalecer el cartílago que hay encima.

Hasta la fecha, para tratar el hueso subcondral se realizaban perforaciones mediante un trócar de alta velocidad (es similar a una broca y se usa para toma de biopsias en el hueso) previa localización del sitio a infiltrar con un aparato de radiografía y sedación para evitar el dolor. Todo se realiza en quirófano.

Ahora lo realizamos en la misma consulta y los resultados son esperanzadores. La técnica se llama INOCA: Infiltración intraósea en consulta y ambulatoria.