Si el crujido de una articulación no va acompañado por dolor, inflamación u otro síntoma, no es importante.

Toda persona que lea este artículo se habrá asustado alguna vez por un crujido de una articulación. Los “chasquidos”, “crujidos” son relativamente frecuentes y no tienen nada de especial en la mayoría de los casos. Pueden afectar a articulaciones tanto de brazos como de piernas, pero son la rodilla, el cuello y el tobillo las que se llevan la palma en cuanto a frecuencia. También la edad tiene un papel importante: cuánto mayor es la persona, más fácil es que haya crujidos en las articulaciones.

Hay que tener una cosa clara en lo relacionado a los ruidos procedentes de una articulación: si el crujido de una rodilla no es doloroso, no va acompañado de dolor, inflamación u otros síntomas, no es importante. Ésa es la premisa que deben tener en cuenta las personas que lean este artículo.

Causas de los crujidos articulares

  • Burbujas de líquido sinovial: El líquido sinovial se encuentra presente en todas las articulaciones. Su función es lubricante y mantiene estable al cartílago. Con frecuencia se forman pequeñas burbujas que se depositan dentro de la articulación, y con temperaturas frías o en momento de pasar del reposo a la actividad, dichas burbujas rompen y se produce un sonoro chasquido.
  • Acortamiento muscular: Si la musculatura está tensa o acortada por dolor o debido a una contractura, es frecuente que se produzcan crujidos con la movilidad. No es más que la oposición del músculo a moverse o estirarse, como medida de protección ante un daño. También puede ocurrir cuando un músculo se “engancha” contra un hueso. Es posible que también esté acortado y cuando se mueve la articulación, este músculo se tense como la cuerda de un arco y provoque el crujido al engancharse contra el hueso. Eso ocurre en la cadera lo que ocasiona la llamada “cadera en resorte”.
  • Ligamentos: Son las estructuras que dan estabilidad a la articulación, a modo de cuerdas, sujetan para las dos superficies articulares realicen el movimiento sin que se salgan de su sitio. Si esos ligamentos han sufrido lesiones como el caso del tobillo con los famosos esguinces, la elasticidad del ligamento se resiente, ya que el tejido de cicatriz con la que se repara la lesión, no es tan elástico como el ligamento original. Es como sustituir una goma que sería el ligamento original, por una cuerda que sería el ligamento reparado. Al iniciar el movimiento, ese ligamento está acortada y se produce el crujido.
  • -Cartílago: Ocurre sobre todo en aquellas articulaciones que presentan cierto nivel de desgaste, artrosis. La superficie articular en lugar de ser lisa pasa a ser rugosa y áspera. El líquido sinovial pierde consistencia y el deslizamiento de unas articulaciones sobre otras provoca los crujidos como si rozaran dos piedras. El 80% de las personas con artrosis presentan ruidos articulares, pero no todas las personas que tienen ruidos es debido a la artrosis.

Articulaciones que más crujen

  1. La articulación que más “cruje” es la rodilla. Es frecuente que el ruido se produzca cuando subimos o bajamos escaleras, al ponernos en cuclillas o simplemente al flexionar la rodilla. Es frecuente por varias razones. La rótula, el hueso que se encuentra delante de la articulación, está sometido a una fricción permanente contra el fémur, sobre todo al doblar y estirar la rodilla. Si además, la rótula está ligeramente desplazada , como ocurre en ocasiones en mujeres sobre todo jóvenes, viene el chasquido. Si la rótula está apoyada por una masa muscular adecuada, se encuentra más protegida y estabilizada y los crujidos son menores. Si hay demasiado choque o fricción de la rótula con el fémur, el cartílago se puede irritar provocando lo que se llama condromalacia.
  2. Columna cervical: es otra de las que más “suena”. En especial, es posible que los pacientes refieran que notan como si hubiera “arenilla” al mover el cuello hacia un lado u otro. Eso es debido al disco intervertebral, que es la almohadilla que separa las vértebras entre sí. Con la edad, ese disco se va deshidratando, lo que hace el mismo efecto que un neumático al que se le escapa el aire. Las vértebras rozan entre sí ya que el disco no es capaz de amortiguar la fricción y se producen los crujidos.
  3. Tobillo: Lo hemos comentado con anterioridad. Si los ligamentos que le dan estabilidad, han sufrido alguna lesión, pueden crujir. También el tendón de Aquiles que es muy grueso y potente, puede acortarse en situación de reposo y provocar algún crujido, sobre todo al levantarnos por la noche.

¿Cuándo consultar al médico?

Sobre todo, cuando se produce alguno de los siguientes supuestos:

  • Crujido doloroso. Puede ser que se haya roto parcialmente alguna estructura, ya sea dentro de la rodilla o alrededor (músculos o tendones).
  • Derrame articular tras un crujido. Puede traducir alguna anomalía importante como una agravación de la artrosis.
  • Articulación bloqueada tras un crujido. Puede deberse a una rotura de un menisco de la rodilla o a la presencia de un cuerpo extraño dentro de la rodilla. Se puede desprender de uno de los huesos de la articulación y al interponerse entre los huesos, estos quedan encasquillados, provocando mucho dolor.

Es importante no buscar ni provocar los crujidos articulares. Es frecuente que algunas personas hagan “crujir” las articulaciones sobre todo de las manos, los nudillos en concreto. Eso lo único que lleva es a irritar esas articulaciones, de forma completamente innecesaria, pudiendo provocar derrames, dolor o deformidad. Lo mismo pasa con el cuello. A veces sentimos la necesidad de provocar ese “crujido” para que la articulación se libere y deje de estar como bloqueada.

Es importante trabajar la movilidad articular, fortalecer la musculatura que la rodea y tratar la artrosis que suele ser la enfermedad que más crujidos provoca. Las infiltraciones de ácido hialurónico o de plasma rico en factores de crecimiento ayudará a mejorar los crujidos que tengan a la artrosis como causa de los mismos.