Vemos algunas conductas no del todo saludables que se han ido sucediendo a lo largo de estas casi tres semanas que llevamos.

Cuarentena

Estamos más cerca de llegar al final de la cuarentena. Sinceramente no sabemos cuando va a concluir, pero lo que está claro es que el final del camino está más cerca que al principio. Esta experiencia nos está poniendo a prueba y saca lo mejor y lo peor de cada persona. El que es generoso da y mira por los demás; el que es egoísta se aprovecha e intenta sacar ventaja. Unos donan mascarillas y otros las acaparan, como ha ocurrido con el papel higiénico, los geles desinfectantes, guantes o mascarillas. Desde luego que el mundo no va a ser el mismo después de esto y aunque el ser humano es olvidadizo por naturaleza, no podremos dejar atrásfácilmente todo esto.

Las redes sociales también son dignas de estudio, ya no solo porque se utilizan como altavoz de los enfados con los que mandan, del miedo del momento, de los bulos o de las pequeñas o grandes hazañas que se llevan a cabo en los hogares. Y a esto último a lo que me voy a referir, a algunas conductas no del todo saludables o digamos, mejorables que se han ido viendo a lo largo de estas casi tres semanas que llevamos.

Patatas fritas, cerveza y aceitunas

Esos son los alimentos más consumidos a lo largo de los días de confinamiento. Llama mucho la atención, por lo menos a mi. Parece que la compra se ha hecho para pasar el fin de semana viendo fútbol y series en lugar de darnos cuenta de la gravedad de la situación. No soy yo el que tiene que decir qué se debe comprar en un hogar, Dios me libre, pero sí puedo analizarla y criticarla. En estos momentos de la película todo el mundo conoce lo puñetero que es el virus al que nos enfrentamos. Mientras escribo estas páginas, más de 10 mil personas han fallecido, hay decenas de miles de contagiados y la curva de contagios que parece que se ralentiza. De todo esto qué debemos aprender, que nuestro cuerpo, nuestro sistema inmunitario es lo único que tenemos para enfrentarnos a la “bestia”, aparte lógicamente de todas las medidas de prevención y confinamiento.

Desde luego que con cerveza, patatas fritas y aceitunas no se gana esta guerra. Lógicamente se puede comer lo que uno quiera, y darse un capricho degustando la cerveza no es malo, pero llama poderosamente la atención que no sean las naranjas, o los tomates u otros alimentos ricos en vitaminas y sobre todo saludables para nuestro organismo, los que más pronto se hayan agotado. Cuando todo esto se normalice seguramente habrá que poner a dieta a la mitad de la población porque el colesterol, el azúcar y los triglicéridos se habrán ido a la porra. Aún no es tarde para retomar la situación. Come sano, tu cuerpo necesita estar en forma y en alerta, por lo que pueda pasar.

Maratones en los balcones

Esa es otra. Mucha gente me pregunta cómo llevo eso de no poder correr. Pues haciendo otras cosas. Subir escaleras, usar el rodillo con la bicicleta estática, hacer ejercicios de fuerza, de todo un poco, aunque hecho mucho de menos correr. Cuando todo esto acabe, creo que voy a correr una maratón cada mes, o cada semana ya veremos. También las redes sociales son el escaparate de algunas machadas deportivas a cuál más loca. Un italiano corrió una maratón en su balcón de 7 m cuadrados. Tardó más de 6 horas aparte del mareo que le debió durar otras 6 horas. Otro individuo recorrió alrededor de 300 kilómetros en el rodillo con su bicicleta, en unas 9 horas. Ambas conductas aunque encomiables por la fuerza mental que se les supone, son un auténtico disparate. En primer lugar, ese exceso provoca una sobrecarga muscular y articular del todo innecesaria. Al correr en una superficie tan corta, la zancada cambia, se cargan mucho los gemelos al no poder alargar la pierna como se hace al correr con normalidad. Con cada giro de 180 grados, las rodillas sufren un estrés serio, sobre todo el ligamento cruzado anterior y los meniscos.

En el caso del rodillo, los expertos no aconsejan rodar más de una hora. El esfuerzo muscular es importante, la paliza a las piernas es de impresión. Todo ello, más allá de la sobrecarga muscular o articular, que no es broma, lo que provoca es un estado de fatiga metabólica importante, un nivel de oxidación alto y sobre todo, una bajada de defensas de campeonato, como ocurre después de cada esfuerzo de esa naturaleza. Si tenemos la mala suerte de que el COVID 19 llame a nuestra puerta con la defensas por los suelos, le estamos poniendo en bandeja el convertirnos en uno de esos pacientes que se complican y acaban en la UCI, sorprendiendo a todo el mundo: “Fíjate, es deportista y mira lo que le ha pasado”. No es el momento de malgastar munición por la foto de un pulsómetro en Facebook o por ser el que ha hecho el disparate más sin sentido. Es el momento de la cordura, de cuidarse, de la cabeza fría, del ejercicio controlado pero no extenuante, de la alimentación sana, de dormir bien. La disciplina es la fuerza para obligarse a hacer lo que hay que hacer, cuando hay que hacerlo, tanto si se tiene ganas como si no. Pues eso es lo que toca ahora, disciplina y orden, en el buen sentido.

Alimentación

-Frutas y verduras: sobre todo mención especial a las naranjas o fresas. Son antioxidantes y llenas de vitaminas.

-Pescado: alimento fácil de digerir y saludable.

-Ejercicio moderado y regular.

-Tomar el sol cuando la primavera se digne a hacer acto de presencia porque hasta ahora no se le ha visto el pelo.

-Descanso y calidad de sueño. Eso sí creo que lo cumplimos la mayoría.

A cuidarse mucho todos. Saldremos de esta situación, seguro. Animo que ya queda menos.