- Este otoño más que nunca hay que ponerse la vacuna de la gripe. Se debe evitar a toda costa un incremento de casos que entren en colisión con los de COVID-19
Cada campaña otoño/invierno surge la misma controversia acerca de las vacunas, sobre todo la de la gripe. Como ocurre en medicina en otras situaciones, hay grupos de opinión que cuestionan la validez y necesidad de vacunarse, incluso del calendario obligatorio para sus hijos que es lo más grave de todo, ya que esta conducta reduce la inmunidad del resto de la comunidad.
Este otoño supone una incertidumbre total con la pandemia COVID-19. Nadie sabe qué va a ocurrir: si surgirá la enésima ola, los brotes estarán bajo control o no, los hospitales se colapsarán o podrán albergar a todos los pacientes sin provocar el caos que se sufrió en abril, y sobre todo cuando la gripe haga su aparición, volviendo locos a los profesionales de la salud. Dudas, incertidumbre y un poco de miedo, sobre todo por nuestros mayores.
Nuestra esperanza, la ansiada vacuna. Hay una especie de carrera por ver quien es el primer país/empresa que comercializa la vacuna contra el COVID-19. El mundo observa con inquietud. Hay 6 vacunas que han llegado a la última fase de ensayos, la tres, la que se prueba a gran escala entre la población, pero más de 100 se encuentran en fases preliminares. Por todo ello, este otoño más que nunca, hay que vacunarse de la gripe. Se debe evitar a toda costa un incremento de casos que entren en colisión con los de COVID-19.
Vacunas frente al COVID
La vacuna de Oxford es quizás la más avanzada. Ha demostrado dos cosas importantes en cualquier medicamento: seguridad y eficacia. Se precisan dos dosis. La vacuna de Moderna también presenta resultados prometedores y espera probarlo en 30 mil pacientes. Obtiene niveles de anticuerpos similar a los pacientes que han pasado la enfermedad. La de BioNtech y las dos chinas son las que cierran el grupo. España también ha comenzado a producir su propia vacuna, aunque estamos por detrás del grupo de cabeza.
EL objetivo es obtener dos tipos de inmunidad, la celular y la relacionada con los anticuerpos. Se ha visto que, a los 15 días, los linfocitos T se encuentran activados específicamente contra el COVID-19, generando una inmunidad más duradera en el tiempo, la debida a las células. Los anticuerpos tardan un poco más en producirse e igualmente en agotarse, por lo que se requiere una segunda dosis al mes.
¿Cómo se fabrica una vacuna?
Es un producto fabricado a base de virus o bacterias que causan la enfermedad en cuestión, pero que están muertos o atenuados, es decir, que aunque sean inyectados en el organismo nunca pueden causan la enfermedad ya que mediante diferentes procesos se le ha privado de su agresividad. Eso se llama antígeno. Una vez inoculados en el organismo, el sistema inmunitario de cada persona comienza a fabricar anticuerpos específicos contra ese agente invasor. Como no va a causar la enfermedad, el organismo tiene tiempo de generar esos anticuerpos, por un lado y la inmunidad celular por otro. En caso de que el verdadero germen, el que causa la enfermedad de verdad, entre en contacto con la persona ya vacunada, ésta se encuentra preparada ya que ha fabricado esos anticuerpos y células en cantidad suficiente como para neutralizar la amenaza real que llega con el virus de verdad. El cuerpo está preparado para luchar contra el agente agresor.
En función a las epidemias y a las enfermedades mortales más prevalentes, es decir con mayor número de casos, se redacta un calendario vacunal obligatorio que debe ser tenido en cuenta ya que debe comenzar prácticamente al nacer y continuar durante la edad adulta. Ello ha provocado la erradicación de enfermedades como la viruela, en otro tiempo mortal, o que se reduzca la mortalidad de otras como la del sarampión, el tétanos, la polio o la gripe. Esas vacunas incluidas en el calendario vacunal se llaman VACUNAS SISTEMATICAS. Entre las más destacadas están el tétanos, difteria, polio, hepatitis B, rubeola o papiloma. Dentro de las vacunas hay un tipo que se denomina vacuna combinada que es la que agrupa a varios gérmenes en una sola inyección, pudiendo quedar vacunados para más de una enfermedad como es el caso de la llamada triple vírica que incluye el tétanos, la difteria y la tosferina.
Además, cuanta más gente se vacune, más protegidos estamos los demás. Se llama inmunidad colectiva conocida también como inmunidad comunitaria. Se refiere a la protección que se ofrece a todas las personas que forman parte de una comunidad, gracias a las altas tasas de vacunación. Cuando un número suficiente de personas se vacuna contra una enfermedad, es difícil que ésta adquiera fuerza dentro de la comunidad, lo cual tiene como consecuencia un tipo de protección para quienes no pueden recibir vacunas para algunas enfermedades (como los recién nacidos y las personas con enfermedades crónicas), y se reduce la posibilidad de un brote que pudiera exponerlos a la enfermedad.
¿Son eficaces las vacunas?
Las vacunas están diseñadas para generar una respuesta inmunológica que protegerá a la persona vacunada de exposiciones futuras a la enfermedad. Sin embargo, los sistemas inmunológicos individuales son tan diferentes que, en algunos casos, el sistema inmunológico de la persona no generará una respuesta adecuada. Como resultado, no estará protegido con eficacia después de la vacunación.
Dicho esto, la eficacia de la mayoría de las vacunas es alta. Después de recibir la segunda dosis de la vacuna combinada (sarampión, paperas y rubéola), o la vacuna independiente contra el sarampión, un 99.7% de las personas vacunadas quedan inmunes contra el sarampión. La vacuna inactiva contra la polio ofrece un 99% de eficacia después de tres dosis. La vacuna contra la varicela tiene entre un 85 y un 90% de eficacia en la prevención de todas las infecciones contra la varicela, pero es 100% eficaz en la prevención de varicela moderada y grave. Aquellas personas cuyo sistema inmunitario funcione de forma deficitaria, población anciana por ejemplo, es posible que no sean capaces de generar un número suficiente de anticuerpos y que no gocen de una protección completa frente al germen. Lo mismo ocurre con pacientes obesos. La respuesta inmune es menor. A falta de las conclusiones finales, parece ser que la vacuna contra el COVID-19 precisará de dos dosis.
¿Tienen efectos secundarios las vacunas?
Pueden tenerlos pero son de escasa relevancia. Enrojecimiento de la zona donde se ha inoculado, otras veces un cuadro pseudogripal los días sucesivos al pinchazo, pero en general de escasa importancia. Lo que tiene que quedar meridianamente claro es que el hecho de vacunarse de la Gripe, por ejemplo, no aumenta el riesgo de sufrir COVID-19 ni ningún problema relacionado con él.
¿Me tengo que vacunar?
En el caso de la vacuna de la gripe deben vacunar:
-Personas de 65 años o más.
-Mujeres embarazadas en cualquier trimestre de gestación.
-Personas con enfermedades crónicas como las de bronquios, los cardiópatas, diabéticos o personas obesas. Ojo con los pacientes obesos que generan un menor número de anticuerpos, lo que conlleva una inferior respuesta e inmunidad.
-Profesionales sanitarios. Estamos en contacto con muchas personas enfermas que nos pueden contagiar sus enfermedades, que además pueden ser de distintas clases por lo que los sanitarios nos convertimos en verdaderas armas de contagio hacia otros pacientes que acuden por diferentes dolencias. De esta manera, nuestros pacientes quedan protegidos.
Aunque los consensos más actuales recomiendan que se vacune a toda la población.