La tibia del golfista Tiger Woods quedó destrozada al hacerse una fractura conminuta y abierta en un accidente de tráfico en Los Ángeles.

Tiger Woods no levanta cabeza. Hace unos años fue detenido por parte de la policía de Florida, al encontrarlo en estado estuporoso y adormilado en el arcén de una carretera. Sin embargo, el test de alcoholemia dio negativo. Fuentes cercanas a Woods alegaron el consumo de fármacos opioides para el dolor de espalda que sufre tras ser intervenido por cuarta vez de su columna lumbar.

Esta semana Tiger Woods, ganador de catorce torneos considerados grandes, sufrió un aparatoso accidente de tráfico en la ciudad de Los Angeles. Su vehículo perdió el control, invadió el carril contrario y chocó contra un árbol, destrozando el poderoso todoterreno que conducía y también su pierna derecha. La tibia del golfista quedó destrozada. Una fractura conminuta y abierta de dicho hueso, provocó su ingreso de urgencia en un hospital y precisó de una compleja intervención para reducir y estabilizar la fractura. Se le colocó un clavo en la tibia y tornillos además de agujas para poder controlar las fracturas del pie.

Una fractura conminuta es aquella que provoca que el hueso se fracture en más de tres fragmentos. Suele deberse a un traumatismo de muy alta energía, como ocurre en los accidentes de moto o de coche. Suelen ser complejas de estabilizar y reducir por la dificultad que supone poder controlar todos los fragmentos y que la reducción quede lo más anatómica posible.

¿Qué es y cómo se trata una fractura abierta?

Una fractura abierta es la que se produce cuando el hueso roto secciona la piel y queda expuesto al exterior. En función del tamaño de la herida por la que se produce la exposición del hueso, se clasifican en:

-Fractura abierta grado 1: la herida es puntiforme producto del corte de algún borde cortante del hueso de <1 cm. El riesgo de infección es del 0-2%.

-Fractura abierta grado 2: La herida es >1 cm pero la cobertura y el cierre de dicha herida es posible. El riesgo de infección es del 10%.

-Fractura abierta grado 3. La herida es realmente grande y puede haber afectación vascular y nerviosa. El riesgo de infección es del 50%.

El tratamiento indicado consiste en la colocación de un clavo endomedular de acero siempre que se pueda, las partes blandas no estén seriamente afectadas y no haya lesiones asociadas. Dicho enclavado se suele introducir por la rodilla, a través del tendón de la rótula, y se usa para alinear los fragmentos, a modo de tutor, para que no se desplacen y se coloquen juntos y en contacto. Dicho sistema de fijación es fundamental para la consolidación de la fractura porque para que se forme un “callo óseo” de calidad, se necesita que haya un contacto amplio entre ambos fragmentos en el foco de fractura, y que no haya movimiento en la zona de la fractura. Si lo hubiera, resultaría más difícil crear un callo óseo de calidad, e incluso, el algunos casos, la fractura no consolida, teniendo que reintervenir al paciente, pasados 9 meses que se considera como el tiempo máximo que precisa este tipo de fracturas para “pegar”.

En las fracturas abierOtas tipo 3, se suele colocar para estabilizar la fractura un fijador externo. Es un dispositivo que “puentea” la fractura, manteniéndola alineada mientras los tejidos cicatrizan. Se colocan unos pines de acero por encima y por debajo de la fractura. El objetivo es no tocar el hueso que rompió la piel ni los tejidos que se han lesionado. Si se “puentean”, el riesgo de infección es menor. El problema que tienen estos dispositivos es que es más difícil controlar la fractura, que haya pequeños micromovimientos de la zona fracturada, lo que hace difícil que el hueso consolide.

Ambos tratamientos deben ir combinados con dosis mantenidas de antibióticos combinados como profilaxis ante la mayoría de gérmenes que pudieran provocar una infección, lo cual supondría una complicación realmente seria y peligrosa.

Tiger Woods además de fracturarse la tibia en múltiples fragmentos, ha sufrido fracturas de varios tipos en su pie. Cuando las lesiones de los tejidos que cubren los huesos, como músculos y la piel, son muy importantes y con riesgo de sufrir una infección o la necrosis de la piel, se usan agujas de acero llamadas de Kirschner de diferentes grosores. Son suficientes para poder controlar los fragmentos rotos, pero dan muy poca estabilidad y se corre el riesgo que haya un desplazamiento de la fractura o que las agujas se muevan. Esto exige un control radiológico exhaustivo, debiendo realizar radiografías regularmente para comprobar que todo sigue como se dejó en el quirófano. Estas agujas se deben retirar cuando se compruebe que el hueso está soldado.

Y después, ¿qué?

Una vez colocado el enclavado, el paciente puede iniciar la deambulación con dos muletas a las 24-48 horas de la misma. El clavo, si es de la longitud y grosor adecuado, provee de la estabilidad necesaria como para que la fractura no se desplace ni hay riesgo de que sufra algún contratiempo en este sentido.

Hay que ser cauto a la hora de la reincorporación. La biología del cuerpo humano necesita su tiempo y no podemos pretender buscar atajos que puedan perjudicar la recuperación del paciente. Si nos precipitamos, se puede formar un callo óseo de mala calidad y correr el riesgo de una nueva fractura cuando el paciente vuelva a someter a su pierna a un estrés continuado debido a su disciplina deportiva.

Los antibióticos mantenidos durante muchos días son imprescindibles para evitar la palabra más temida que podemos encontrar tras una fractura abierta: la infección. Una infección en el hueso, osteomielitis, supone un desafío en toda regla. Son muy difíciles de curar y en un porcentaje no demasiado pequeño, puede provocar una amputación de la extremidad.

Un tratamiento rehabilitador costoso y seguramente que doloroso le espera al campeón para poder caminar con normalidad, pero estoy convencido que con su fortaleza física y mental, el Tigre volverá a ser Tigre.