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LESIÓN es una palabra maldita para cualquier deportista y más cuando eres un deportista profesional cuya vida laboral depende de tu estado físico. Sufrir una lesión implica un frenazo en la progresión y preparación física pero también mental. En un contratiempo no esperado pero sí probable en todo el que hace ejercicio. ¿Quién no ha tenido una lesión alguna vez?

Estamos hartos de ver en las noticias lesiones en todas las disciplinas deportivas; sin ir más lejos, Kobe Bryant se ha roto el manguito de rotadores de su hombro derecho y deberá pasar por el quirófano. Por no hablar de los futbolistas que se han roto el cruzado anterior de la rodilla o recientemente, la fractura de rótula del base de los Cleveland Cavaliers, Kyrie Irving durante las Finales de la NBA que se están disputando en este momento.

Pero si hay un jugador que tiene la negra en esto de lesionarse, ese es el galo Frank Ribery. Ya se perdió el Mundial de Brasil debido a problemas de espalda. Este final de temporada sufre una pesadilla con su tobillo derecho. Dicha lesión se produjo en la aplastante victoria del equipo de Guardiola contra el Shaktar Donetz por 7-0. Era Marzo. Ahora, casi a mediados de Junio se reconoce por parte del equipo bávaro que la lesión no avanza. Es más, se ha procedido a inmovilizar el tobillo durante un período de tiempo no determinado para intentar que los tejidos respondan a todo el tratamiento al que se han sometido. El volante francés ha declarado estar triste. “Aunque tengo todo lo que cualquier persona puede desear, no soy feliz. No puedo entrenar y no soy capaz de quitarme el pie de mi cabeza”. De hecho, Ribery estuvo de vacaciones en diferentes lugares de Europa, acompañado de su fisioterapeuta de confianza. No ha dado resultado. ¿Por qué esa vuelta atrás? ¿Tiene que ver el hecho de que no está el antiguo jefe de los Servicios Médicos del Bayern debido a un enfrentamiento abierto con Guardiola?