• Se trata de una fruta que se compone casi exclusivamente de agua, casi sin azúcar y con muy bajo contenido en ácidos grasos.
  • En épocas calurosas la sandía ayuda a recuperar y mantener la hidratación adecuada de los tejidos y del organismo.

Es la hora de la sandía.

Es una de las mejores noticias del verano, junto a los helados, el gazpacho y las vacaciones.

Ese fruto maravilloso se encuentra por todos lados: rotondas, venta ambulante, supermercados y como regalo que nos hacen los amigos agricultores, junto a los melones. A pesar de que no se les pague como se merecen.

Es una fruta que se compone casi exclusivamente de agua; casi sin azúcar y con muy bajo contenido en ácidos grasos.

Cien gramos de sandía contienen:

  • 39 calorías.
  • El 91% es agua.
  • Siete gramos de azúcar. Su índice glucémico es muy bajo, lo que evita que al comerla se provoquen subidas bruscas de azúcar en sangre.
  • Ocho gramos de carbohidratos
  • 0’2 gramos d grasas.
  • 0’4 gramos de fibra.
  • 0’6 gramos de proteína.

Además, incluye los siguientes nutrientes:

– Vitamina C. Su déficit puede causar anemia, debilidad, manchas en la piel y hemorragias. Pero adicionalmente a ello, los últimos estudios han demostrado que también contienen propiedades anti cáncer, ya que sus componentes fitoquímicostienen acción directa en las células cancerígenas, restringiendo su habilidad de reproducirse. Además, la vitamina C, aparte de funcionar como antioxidante, está implicada en las reacciones que forman las proteínas del colágeno del tejido conectivo por lo que son de extremada importancia para el cabello, uñas y la piel. Dicha vitamina se encuentra ausente en los cereales y sus niveles son bajos en lácteos y grasas.

Es una vitamina hidrosoluble por lo que pasa fácilmente de los alimentos al agua mientras se cocina, aunque se destruye fácilmente con el calor y la exposición al aire (oxidación). La ingesta diaria de vitamina C son 90 miligramos al día en hombres y 75 en mujeres, siendo la recomendada para deportistas hasta 200 miligramos.

– Fibra. Mejora la digestión y reduce el riesgo de sufrir cáncer de colon.

– Vitamina A. Ayuda a la formación y al mantenimiento de dientes, tejidos blandos y óseos, membranas mucosas y piel sanos. Se conoce también como retinol, ya que produce los pigmentos en la retina del ojo. Esta vitamina favorece la buena vista, especialmente ante la luz tenue. También juega un papel para tener un embarazo y una lactancia saludables.

– Magnesio. Es un mineral presente en la mayoría de los alimentos y es esencial para mantener el potencial eléctrico en los nervios y en las células musculares; de ahí la creencia sobre sus beneficios en el alivio de los calambres. Además, el magnesio está implicado en más de 300 reacciones en las que los alimentos son metabolizados en nuevos productos.

Su función principal es la síntesis proteica, el metabolismo de la glucosa, la estructura ósea y la contracción muscular. Su déficit es extremadamente raro salvo en casos de desnutrición o en los alcohólicos; en esos casos puede provocar temblores y hasta convulsiones. En los hombres adultos, la ingesta recomendada es de 420 miligramos al día y en las mujeres de 320 al día; en el caso de deportistas hasta 450 al día. Es posible que en ambientes calurosos, las personas pueden perder mucha cantidad de magnesio por el sudor, provocando calambres y un descenso en el rendimiento.

– Potasio. Actúa en la transmisión del impulso nervioso y junto con el sodio regulan el nivel del agua del cuerpo. El potasio participa también en el crecimiento de la masa muscular, ya que está relacionado con el almacenamiento de glucógeno en su interior, por lo cual es un mineral esencial.

– Licopeno. Es un tipo de pigmento orgánico presente en frutas y verduras siendo el responsable del color rojo de la sandía o de los tomates. Es un poderoso antioxidante muy útil en la reducción de procesos inflamatorios e incluso de la posibilidad de tener cáncer.

Beneficios

Entre los múltiples beneficios que se han descubierto de este pigmento encontramos: antioxidante, antiinflamatorio, preventivo frente a algunos cánceres, quimioterapéutico, reduce el riesgo de enfermedades cardiovasculares, previene frente a enfermedades neurodegenerativas. Respecto a la relación entre el licopeno y la prevención de enfermedades cardiovasculares, los estudios son totalmente contundentes.

Existe una fuerte asociación inversa entre el consumo de licopeno y el infarto de miocardio, la insuficiencia coronaria y la angina de pecho. Otros autores afirman que también con la ateroesclerosis y los accidentes cerebrovasculares. La mayor controversia se encuentra en el efecto del licopeno en la progresión de la enfermedad cardiovascular. Aun así, los estudios actuales confirman que un bajo nivel en sangre de licopeno y otros carotenoides se relacionan directamente con un aumento de mortalidad por cualquier causa.

El licopeno previene de la enfermedad cardiovascular por múltiples factores entre los que encontramos: su actuación frente al estrés oxidativo, su potencial antiinflamatorio, la mejora de la función de las paredes de las arterias, mejor control de la presión arterial y reduce la presencia de las grasas en sangre. La sandía tiene un 40% más de licopeno que el tomate.

Razones para comer sandía

– En épocas calurosas, la sandía ayuda a recuperar y mantener la hidratación adecuada de los tejidos y del organismo que se resiente debido a las pérdidas de agua provocadas por el calor.

– Evitar calambres y contracturas musculares.

– Es un alimento saciador y depurativo.

– Tiene propiedades antioxidantes y anticancerígeno.

– Mejora el tránsito intestinal por lo que ayuda a combatir el estreñimiento.

– Gracias a las vitaminas A y C, la sandía ayuda a mejorar la calidad de la piel, mejorando a su vez la hidratación y el brillo.

Es el momento de la sandía, sin lugar a dudas.