Llevo más de 10 años trabajando y usando el tratamiento biológico-regenerativo llamado plasma rico en factores de crecimiento.
Los factores de crecimiento (FC) son proteínas que regulan los procesos clave de la reparación tisular y que ejercen diversos efectos sobre el crecimiento celular, metabolismo, locomoción, contractilidad y diferenciación celular, que son esenciales para la reparación de los tejidos. Son secretados por muchos tipos celulares como una función basal o de respuesta a un desafío, pero, sobre todo, lo son por las plaquetas. Hay al menos 7 tipos diferentes de factores de crecimiento, cada uno tiene una acción concreta.
Las plaquetas (células que taponan las heridas evitando el sangrado) que invaden con prontitud las regiones adyacentes a un tejido lesionado, son ricas portadoras de factores de crecimiento. Estos son liberados desde unos pequeños gránulos que hay en su interior, y se convierten así en potentes iniciadores de la cascada de acontecimientos que dirigen a la curación, difundiéndose rápidamente desde el lugar de la lesión. Son células cuya vida media es corta, alrededor de 7 días.
El plasma es la porción líquida de la sangre. Es el medio en el que flotan las células sanguíneas, además de otras sustancias tanto orgánicas como inorgánicas. El peso del plasma de una pesona de 70 kg , es de unos 3,5 kg.
Las indicaciones para este tipo de tratamiento son bastante amplias: artrosis de cualquier naturaleza, lesiones de tendones ya sean agudas o crónicas, retardos de consolidación en fracturas, es decir, cuando el hueso no quiere formar callo, lesiones musculares, dolor de columna. También se está imponiendo su uso en heridas de cicatrización compleja como son los pies diabéticos, úlceras venosas entre otros. En otras especialidades como la Oftalmología también se usan como ocurre antes lesiones en la córnea, desprendimientos de retina o enfermedades de la superficie ocular.
Hueso subcondral
La artrosis es uno de los campos de batalla donde este tratamiento biológico tiene un mayor predicamento. Se suelen usan inyecciones intrarticulares y el plasma se infiltra DENTRO de la articulación, ya sea cadera, rodilla o tobillo. Desde hace años se viene prestando atención a otro aspecto de las articulaciones: el hueso subcondral. Es el hueso que se encuentra tapado por la capa de cartílago en las articulaciones. Cuando el cartílago muere, el hueso que hay debajo queda descubierto y aparece el dolor.
El hueso subcondral es fundamental. Se encarga de absorber entre el 50-60% del peso que es capaz de soportar una articulación. Es como el hormigón que sustenta los muros de la casa y el cartílago es la fachada de la misma. Hay comunicación directa entre el cartílago y el hueso subcondral mediante unos canales. Además, en dicho hueso se localizan abundantes células madre también llamadas células mesenquimales, que son las que se convierten en células sanas que sustituyen a las enfermas o viejas.
En la artrosis se ha observado un incremento de canales de comunicación entre el cartílago y el hueso subcondral que se encuentra debajo. Además, las células madre funcionan de forma irregular y presentan anomalías genéticas. Si tratamos a dicho hueso, lograremos beneficiar al cartílago que recubre el hueso y que se encuentra en las articulaciones. Además mejoraremos la función de las células madre. Esto ha sido ampliamente constatado en numerosos estudios en los que se han visto mejores resultados cuando se infiltra la articulación y además se “perfora” el hueso subcondral que cuando sólo se infiltra de forma aislada la articulación
El protocolo
Hasta la fecha, para tratar el hueso subcondral se realizaban perforaciones mediante una broca, previa localización del sitio a infiltrar con un aparato de radiografía y sedación para evitar el dolor. Todo se realiza en quirófano. Esto va a cambiar a partir de ahora.
Hace una semanas escribí sobre una tipo de anestesia, WALANT. Se realiza infiltrando anestesia local (Lidocaína, Adrenalina, y bicarbonato) en la zona a infiltrar, y sin manguito de isquemia. Permite realizar los procedimientos en muchas ocasiones con disminución de los riesgos derivados de la anestesia (nauseas, vómitos, retraso de alta, bloqueo motor prolongado, sedación…..), y en los que al no existir bloqueo motor, el paciente se puede marchar a casa sobre la marcha, pero lo más importante, se puede realizar en la consulta, no es necesario realizarlo en quirófano. ¿Qué quiere decir que no hay bloqueo motor? Si se infiltra anestesia tradicional pinchando la axila o la corva del paciente, se produce un bloqueo sensitivo (no nota ningún dolor) pero también un bloqueo motor (no puede mover la mano o el pie) durante el tiempo que tarde el organismo en metabolizar dicha anestesia, lo cual puede ser horas. Con WALANT, el tipo de anestesia sólo es sensitiva, es decir, el paciente no nota ningún dolor pero sí puede mover la mano o el pie, ya que no hay bloqueo motor y está despierto puesto que es una anestesia local.
Mediante el uso de adrenalina en el campo quirúrgico, logramos un área de isquemia reversible, es decir, la herida no sangra en horas que es el tiempo que dura el efecto de la misma y evitamos el uso del torniquete de isquemia y la sedación asociada. La combinación de un anestésico local con adrenalina nos permite realizar perforaciones sin dolor ni sangrado con un paciente totalmente despierto y colaborador. A este sistema se le denomina Protocolo INOCA.
¿Qué va a suponer?
Pues que muchos pacientes a los que había que llevar a quirófano para realizar el procedimiento completo (infiltración articular y la perforación del hueso subcondral), ahora se pueden realizar en la propia consulta y de forma ambulatoria. El control del dolor es total, no se produce sangrado y tampoco hay dolor postinfiltración.
He sido yo el que ha puesto el nombre al protocolo. Ya tengo realizados 10 pacientes de esta manera, tanto en cadera como en rodilla, y estamos esperando ver la evolución. Es un procedimiento rápido, efectivo, seguro y ambulatorio.