Por si no hemos tenido suficiente con todos los efectos y consecuencias que ha tenido y seguirá teniendo la pandemia del COVID-19, tanto para la salud como para la economía, ahora los padres andamos preocupados por lo que va a pasar. El verano se presenta como una calma tensa que precede al tsunami que se prevé en otoño, empezando por la asistencia o no a las clases por parte de nuestros hijos. Hace ya 6 meses desde que nuestros hijos tuvieron que abandonar las aulas y continuar su educación en clase, y por lo que leo, no hay una hoja de ruta que marque las pautas a seguir en función de los diferentes escenarios que se presenten. Las administraciones al parecer no han tenido tiempo para anticiparse y planificar con la suficiente antelación, y tienen que reunirse el 27 de agosto, a pocos días vista del inicio de las clases, a ver cómo lo van a gestionar.

He podido hablar con amigos que se dedican a la enseñanza y todos están desorientados y dubitativos acerca del inicio del curso. No se puede respetar el porcentaje de alumnos por clase y docente que dicen en el Ministerio de Educación, no saben si tendrán mascarillas o pantallas, habrá que aislar a los niños como en una burbuja, los comedores, los recreos…dudas que nadie resuelve, porque solo han tenido 6 meses las administraciones para resolverlas o consensuarlas, pero estamos en España, no lo olvidemos que somos el país de la improvisación.

Otros países han diseñados estrategias en la vuelta al cole, teniendo en cuenta la incertidumbre de la situación. En Italia si no hay espacio en los colegios, habilitan edificios públicos como bibliotecas para alojar a un cupo de alumnos y poder mantener un ratio aceptable. En Bélgica han diseñado un modelo abierto en función a distintos escenarios que se presenten, desde presencial 100% a clases online. Lo que sí parece el denominador común es el uso de las mascarillas para los alumnos más mayores, convivencia en grupos reducidos y apartados, toma de temperatura y declaración responsable de los padres sobre la salud de sus hijos y no enviarlos al cole con fiebre o síntomas.

LA MINISTRA DE EDUCACIÓN MANIFESTÓ LA POSIBILIDAD DE HABILITAR LOS GIMNASIOS COMO ESPACIO DONDE DAR CLASE, LO QUE DEMUESTRA QUE LE DA POCA IMPORTANCIA A LA EDUCACIÓN FÍSCA

La enseñanza privada en España se ha puesto las pilas. Han diseñado una estrategia de grupos reducidos, un buen sistema de comunicación online en caso de suspensión de las clases, planes de docencia individualizados…pero no todo el mundo puede permitirse pagar un colegio privado, sobre todo teniendo en cuenta las circunstancias económicas actuales (ERTES, desempleo).

Lo que tengo claro después de hablar con profesores como Mónica del Aguila de Ed. Física, es que no hay hoja de ruta. Cada equipo directivo está organizando por su cuenta sin medios. Hay una gran brecha digital por parte del alumnado, porque no todo el mundo tiene acceso a nuevas tecnologías ni está formado para ello -comenta Mónica. El grupo burbuja es buena idea pero tiene dudas. ¿Qué pasa si hay un contagio en ese grupo, y hay hermanos de ese contagio en otros cursos? ¿Se aisla también? Ella tiene grupos de 25 alumnos que, salvo en el salón de actos, es imposible mantener la distancia. Los profes de EF además usan material como aros, pelotas o conos, que habría que desinfectar después de cada clase, con lo que es una tarea extra imposible de cumplir.

Para colmo, la ministra de Educación manifestó la posibilidad de habilitar los gimnasios, la biblioteca o el salón de actos como espacio para ser ocupados por los chavales en el resto de asignaturas. Supongo que pensará que la Educación Física es una materia poco o nada importante, y se puede impartir al aire libre, si vives en Almería, porque en Zamora lo veo complicado en el mes de diciembre.

La Educación física es una materia clave. La participación de niños y adolescentes en las actividades deportivas ha decrecido en los últimos años, quizás en parte debido por el tipo de sociedad en la que vivimos, con videoconsolas, sedentarismo y poca ilusión por hacer deporte.

Es evidente que hoy por hoy para conseguir cambios conductuales en los niños se debe lograr que los padres estén convencidos de los beneficios de la práctica deportiva y el impacto que tendrá en la salud de sus hijos. No se puede precisar el momento adecuado para empezar con el deporte. Todo dependerá de la capacidad motriz y de coordinación que tenga el niño. Es aconsejable, en el caso de niños muy pequeños, que hagan primero clases de psicomotricidad para que vayan desarrollando esas capacidades. Son recomendables a partir de los 2 años de edad.

¿Cuándo se debe empezar?

Ya a partir de los 6 ó 7 años, el niño está preparado físicamente para hacer deporte. Lo ideal es que practiquen deporte en el colegio, en algún gimnasio o con sus padres, en el campo o en los parques. Cuando lleguen a los 7 y a los 13 años su capacidad de aprendizaje y entrenamiento es increíble y progresan a pasos de gigantes. En esta etapa se sentirán más fuertes, mas valorizados frente a los demás, y controlarán más sus emociones. Es muy importante que los padres, si posible, también realicen algún deporte. Eso servirá de ejemplo a los niños. Hijos de padres sedentarios, sedentarios son. El hábito deportivo se debe ir construyendo día a día y con la participación de toda la familia.

Ventajas de la Educación Física

-Contribuye al desarrollo físico y mental del niño.

-Ayuda al niño a familiarizarse con el cuidado del cuerpo y el concepto de salud, para lleva una vida sana cuando sea adulto. Aprenden a conocer el papel preventivo que tiene la actividad física en la prevención de algunas enfermedades.

-Ayuda a respetar su cuerpo y el de los demás.

-Favorece la autoestima y el respeto por sí mismos.

-Promueve el espíritu de equipo y el compañerismo así como saber enfrentarse a victorias y derrotas, lo que les preparará para su vida laboral y personal.

-Es uno de los primeros contactos sociales con normas y reglas. Lo que se puede hacer y lo que no.

Las autoridades deben articular un plan de actividad física para casa en caso de suspensión de la actividad presencial. No todo son matemáticas, lengua o química que se puede enseñar online, en el peor de los casos. Los niños no deben estar pegados al ordenador horas al día, absorbiendo contenidos sin tener una actividad necesaria al aire libre, como es el recreo en el caso de diversión o la Educación Física en el caso de materia obligatoria e importante.

La pandemia nos arrolló en lo que a sanidad se refiere, y me temo que ocurrirá lo mismo en Educación, si no se remedia.